Enojada busco un poema.
Un poema que me salve de tener que callarme.
Soy tan igual a todos.
Y tan distinta como la nada.
Una y otra vez me harto.
De toda de toda la pavada.
Pero la gente ríe y se mira,
De refilón, la cara.
La gente ríe y yo no entiendo nada.
Cansada de champañas y diálogos nimios.
Lejos. Lejos trasladaré mi carcasa.
Enojada con la moda de discutir ideología:
Todo vacío de sentido. Enormes caretas en las caras.
Bajo las luces. Adormezco mis ojos abiertos.
Mi poema me acaricia la espalda.
Todo lo que no veo me está cantando al oído.
Y lo que toco me harta y me harta.
La gente está rara últimamente.
La gente ya no sabe lo que piensa.
Y en ningún momento se calla.
Aturdida es un adjetivo que utilizo demasiado.
Felicidad es un vocablo al que le puse colores,
Y me abraza.
Tengo miedo del mundo. Abducción infrahumana.
La gente ya no sabe lo que piensa.
La gente ya nunca se calla.
Basta de copas insulsas
Yo quiero mi verdadera agua.
Ésta.
Todo se ha vuelto mentira.
Pero mis verdades me sostienen.
Soy.
Soy una todo el tiempo.
Y todo el tiempo busco una ventana.
Luciérnaga Fantástica (Nocturna)